Un club. Diferentes visiones.
En el Club de Lectores Juvenil nos hemos unido gente de las más diversas tendencias y que, sin embargo, coincidimos en las cosas elementales.
Durante el pasado jueves, descubrimos que en una misma semana habíamos hecho lecturas totalmente dispares: Omertá, de Mario Puzo y Awabi, de Kan Takahama.
Sin embargo a ambas nos gusta Harry Potter... ¿Qué tendrá que ver ¡Wingardium Leviosa!, con la mafia y con las diferentes caras del amor oriental?
Por favor, deja tu comentario intentando explicárnoslo...
OMERTÁ
Puzo, Mario
Barcelona: Zeta, 2008
Omertà. Código de honor siciliano que prohíbe informar sobre los delitos considerados asuntos que incumben a las personas implicadas. En un último gesto de sensatez, Don Raymonde Aprile decide retirarse a tiempo del crimen organizado tras una existencia dedicada a la conquista implacable de este mundo. Sus tres hijos han crecido ajenos a la vida oscura que él ha llevado, hasta convertirse en miembros respetables de la sociedad. Deseoso de preservar la trayectoria intachable de sus descendientes y de seguir de cerca al grupo de bancos internacionales que posee, Don Aprile ha decidido ceder el relevo al joven Astorre Viola, a quien adoptó años atrás para formarlo y convertirlo en su mano dereha.
AWABI
Takahama, Kan
Tarragona: Ponent Mon, 2008
Kan Takahama pasa por ser una de las jóvenes mangakas más interesantes de hoy en día. En nuestro país hemos tenido la oportunidad de conocer su particular modo de dibujar manga gracias a la publicación de obras suyas como Kinderbook o Mariko Parade (éste a medias con Frédéric Boilet). En Awabi, Takahama mantiene su estilo marca de la casa. Éste consiste, básicamente, en dibujar a lápiz y realizar retoques vía ordenador. Un recurso al que estamos cada vez más acostumbrados en el cómic occidental y que marca ciertamente las distancias a la mayoría del manga al que estamos acostumbrados, en riguroso blanco y negro y con ajustadísimas tintas.
Si hay algo que llame la atención dentro de Awabi es su frescura inmediata. Kan Takahama es una de esas autoras que, de alguna manera u otra, siempre acaba a vueltas con el amor y sus consecuencias, y eso es lo que podemos encontrar en este volumen. Amor a raudales en diversos grados de convencionalidad. Las diversas historias que pueblan Awabi tienen en común el encanto de un aire de ingenuidad que da uniformidad a un puñado de historias en las que, admitámoslo, hay altibajos. Ya sean enrevesadas o sencillísimas, las historias de Takahama se benefician de su formato corto y su carácter unitario y, por momentos, la acercan a ciertos autores del otro lado del Pacífico que cultivan lo sentimental desde la acera independiente. Desde Japón, donde tantas vueltas se ha dado al eterno chico busca chica y variaciones, llega un nuevo y refrescante giro de tuerca.
