< Contenedor de Oceanos

Principal | Marzo 2007 »

Febrero 27, 2007


La terrible historia de la muñeca diabólica

Muñeca diabólica
-¡Me aburro!- dijo Andrea mientras giraba la cabeza de una muñeca de porcelana.
-¡Andrea, deja de darle vueltas a la cabeza de la muñeca! ¡La vas a romper y es de mi hermana!
-Parece la muñeca de un muerto ¡Es morada! –dijo Ana
-¡Pero que va a ser morada!, es una muñeca india. ¡Andrea, que dejes de darle vueltas a la cabeza!
-…y seis. El número del diablo, ¿os imagináis que hubiese desencadenado una maldición?
-Sí, la maldición de la muñeca diabólica, no te fastidia –dijo Ana con tono sarcástico.
-Bueno, dejaros de muñecas diabólicas y vamos a cenar, y después: ¡fiesta!

Ana, Bea y Andrea se fueron del cuarto, sin darse cuenta de que en las manos de la muñeca habían aparecido tres seises y el símbolo satánico de la estrella invertida.

-Yo creo que es hora de irnos a dormir… Estoy que me caigo.
-Yo voto por eso.
-Yo también.
-Una cosa, ¿Y si de verdad he desencadenado una maldición? ¿Y si esta noche la muñeca viene a vengarse y a matarnos?
-Si, Andrea y que más. ¿También van a venir los gamusinos a darte las buenas noches?
-Muy graciosa Ana, pero una cosa, yo por si acaso no pienso dormir con la muñeca esa en el mismo cuarto, así que la voy a saca… ¡Ah!- Andrea gritó al entrar en la habitación, la muñeca que había dejado sobre la mesa ahora se encontraba sobre la cama.
-¿Qué pasa? Andrea ¿estás bien?
-¡No! La muñeca…la muñeca, yo la dejé en la mesa, y ahora ¡está en la cama!
-Andrea esos es imposible, seguro que con la mala memoria que tienes la dejaste en la cama y no te acuerdas.
-No, en serio, la dejé sobre la mesa, estoy segura, ¡Dios mío! Que he desencadenado una maldición de verdad…
-Deja de decir gilipolleces, mira la saco de la habitación y ya está, ¿vale?
-Pero déjala lo más lejos posible.
-Vale, pero me parece absurdo que tengas miedo de una muñeca.

Bea se iba riendo por el pasillo con la muñeca en las manos, la dejó en el salón y volvió a la habitación, y las tres chicas, pese al nerviosismo de Andrea se durmieron.

La noche transcurría tranquila sin ningún incidente, hasta que dieron las seis y seis minutos de la mañana, y la pequeña muñeca de porcelana se levantó del sofá donde había sido depositada.

-¡Esta es la hora de mi venganza! Tantos años llevo esperando este momento… siempre la gente se ha reído de mí, la muñeca diabólica, la muñeca muerta,… Estas tres lo pagaran y la gente se acordará de mí.

Lentamente entró en la habitación, las tres chicas dormían plácidamente.

-Empezaré contigo, la que me dio la vida, pero igualmente se burló de mí.

La muñeca cogió las manos de Andrea y las juntó con la suyas, unas pequeñas marcas empezaron a aparecer en las manos de la chica, primero un 6, luego otro y después otro más, y por último la estrella invertida. Por cada símbolo que aparecía, repetía una serie de palabras:
- Con este 6 te marco, para que cuando te enamores, tu amado muera sin piedad.
Con este otro, para cuando toques a alguien le marques con los mismos símbolos que llevará a partir de hoy en tus manos, provocándole un cegador dolor.
Con este último, te doy el castigo de vivir para siempre, para que sufras mi maldición.
Por último, con este símbolo, te uno a mi bienhechor, a Satanás, a partir de ahora formarás parte de su harén.

Así fue marcando a las tres chicas, hasta que en las manos de ellas quedaron grabados los cuatro símbolos.
Al día siguiente se levantaron cansadas, pero sin notar las nuevas marcas que tenían en su cuerpo. Cada una se fue a su casa sin saber las desagradables cosas que ocurrirían esa tarde.
Ana recibió la mala noticia de que su novio había sido atropellado por un coche; Bea al ir a tocar a su hermana, la marcó con los mismos símbolos que tenía, provocando que la pequeña comenzase a llorar por el gran dolor que la provocaba; Andrea aquella tarde vio a un extraño hombre de negro que en mitad de la calle le decía:

-¡Querida ahora eres mía, perteneces a mi harén!

Ninguna entendía nada, Ana estaba destrozada por la muerte de su novio, Bea no sabía que le había hecho a su hermana pequeña y estaba muy preocupada, y Andrea pensaba que se estaba volviendo loca.
Los días iban pasando, Bea tenía miedo de tocar a la gente después de lo que le había pasado a su hermana; Andrea se encerraba en casa ya que veía al hombre en todas partes y sabía que no era real, por lo que pensaba que se estaba volviendo loca; Ana no superaba la muerte de su novio y se encontraba hundida.
Un día, las tres decidieron quedar para hablar e intentar volver a tener una vida normal.
Empezaron a pasear y llegaron a un acantilado, las tres se miraron, se agarraron de la mano y saltaron. En el momento en que saltaban, en el fondo vieron a la muñeca que les decía:

-¡Es mi maldición! ¡No moriréis jamás, siempre sufriréis y haréis sufrir a los demás!


Marilés

| Comentarios (10)


Extrañas travesías

Abrió los ojos tras sentir una punzada en los riñones. Debía de llevar mucho tiempo en esa posición. Se encontraba tumbado en el suelo, con unas cuantas cajas de cartón bajo la cabeza. La oscuridad devoraba el cuarto.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz, pudo ver unas paredes ennegrecidas por la suciedad y, al fondo, una puerta metálica.
Se levantó dolorido y desconcertado, no recordaba nada de lo que podía haber pasado, ni siquiera sabía lo que le podía esperar fuera de allí.

Avanzó hacia la puerta y giró la manilla. Por un momento sintió una punzada en la cabeza. Se giró lentamente y, tras un chirriar metálico, se encontró en un pequeño callejón, lleno de cajas vacías y suciedad por todas partes.
Al fondo podía ver la luz de la calle, estaba anocheciendo y la gente pasaba de un lado a otro.
Avanzó hasta encontrarse en el pavimento. Los coches iban de un lado a otro de forma confusa. La gente iba siguiendo su camino, iluminados por las luces, sin importarles lo que había alrededor.
Ahora, el solo era un rostro más en la ciudad de las máscaras.
Observó todo lo que le rodeaba por un momento. En su misma acera se encontraba un hombre sucio que yacía en el suelo. Decidió acercarse para hablar con él.

- ¿Dónde estoy?. Le preguntó.
- Ja, ja, ja…¿y me lo preguntas a mi?. Pregúntaselo a todos, esos zombis. Se creen que existen más que yo… Respondió el vagabundo con voz rasposa.
- ¿Quién? ¿Qué podría decir?
- No te preocupes de mi nombre, preocúpate por el tuyo. Le dijo el vagabundo en tono suave pero enfadado.

De repente sintió como si todo girara y se mezclara a su alrededor. Pero era invisible.
Giró sobre si y vio un pequeño local con una persiana roja que estaban intentando cerrar.
Se acercó despacio y algo mareado, y encontró a una mujer tras la ventana.
Al verle mirando lo que había en el interior, le dijo que entrara con un gesto.
Al atravesar la puerta vio que el local parecía ser una especie de tienda, con un mostrador y varios expositores a los lados.
Intentó adivinar que podrían vender, pero la oscuridad de la penumbra hacía que las formas se entremezclaran, formando extrañas esculturas deformadas y confusas.

- ¿Cómo te llamas?. Le dijo la señora
- No lo sé… Contestó el tartamudeando.
- ¿Hay alguna razón especial por la que no deba saber cómo te llamas? ¡Anda, dime que querías!. Dijo ella.
- Es que…estoy un poco confuso…¿Dónde estoy?. Dijo inseguro y pensativo.
- Si quieres…en la trastienda está el paraíso. Aunque también puedes venir conmigo y te lo diré. Le sonrió de una forma extraña.

El la siguió. Si no, ¿qué podía hacer?.
Pasaron el mostrador, un almacén y un estrecho pasillo hasta llegar a unas oscuras escaleras.
No veía nada, y no entendía como podían haber llegado en esa penumbra total.
Cuando miró hacia atrás, le pareció que habían estado atravesando kilómetros de oscuridad.

- Cuidado. Sigue la barandilla. Le dijo ella.

Casi gateando subió las escaleras, hasta que se paró detrás de la mujer

(Continuará)

JON

| Comentarios (0)

Febrero 22, 2007


Terror en la Sala Juvenil

Durante todo el mes de marzo, la Sala Juvenil realiza un homenaje a un género que nunca pasará de moda: el terror.
Encontrarás materiales en todos los soportes que te trasladarán a mundos siniestros; lecturas que pueden provocar las peores pesadillas, películas que te harán sufrir...

Además, el día 20 de marzo estáis invitados a la proyección de la genial película de Stanley Kubrick "El Resplandor", basada en una novela de Stephen King.
Después se realizará un debate sobre la misma y se presentarán diferentes propuestas de lectura relacionadas con el tema principal de la obra.

No dejéis pasar esta oportunidad para conocer algunas de las mejores historias terroríficas que se han escrito.

Un ejemplo reciente es la espléndida novela que te recomendamos:


Las huellas del diablo
Richardson, E.E.
Barcelona: Roca, 2006
FGSR-S JUV S N RIC hue


“Trece pasos hasta la casa del Oscuro / De allí no volverás, esto es seguro” reza una canción popular que está en boca de todos los niños y niñas de Redford, un pueblo sobre el que se cierne una oscura leyenda. Muchos de ellos desaparecen cuando la entonan.
Brian perdió a su hermano Adam mientras jugaban en el bosque, en el claro donde dicen están Las Huellas del Diablo. Cinco años después, cuando Brian conoce a Smokey y a Jake se aviva la esperanza. Los tres entablan amistad y unen sus fuerzas para descubrir qué está pasando, por qué el miedo los invade hasta el punto de que sus peores pesadillas se hacen realidad, cómo es que desaparecen niños y niñas y los adultos no reparan en ello.
Una cautivadora historia de miedo psicológico donde la atmósfera de terror envuelve; una obra que gira en torno al sentimiento de culpa y a la superación del miedo, que advierte además del peligro de desterrar el pasado.”

| Comentarios (0)

Febrero 16, 2007


El sereno

LAFARO~1 copia.jpg
Las ratas corrían por el adoquinado atropellándose por entrar en las cloacas. El sereno iluminaba con pasito corto, escrutando la oscuridad al son del vaivén de un fajo de llaves que no dejaba al silencio tranquilo.

Las ratas corrían por el adoquinado atropellándose por entrar en las cloacas. El sereno iluminaba con pasito corto, escrutando la oscuridad al son del vaivén de un fajo de llaves que no dejaba al silencio tranquilo.
El hombre se encontraba acurrucado, como perro soñador en un sitio muy lejano, con los ojos platerescos encendidos de un frío abrasador. Intentaba evocar la vida que, poco a poco, se había perdido en el infinito. Su cara denotaba el júbilo de saberse alma camino del cielo. Tal deslumbramiento, unido a la voz tosca del paseante cotidiano de las calles, rodeó al farolillo de una expectación inusitada a esas horas de la madrugada, de miradas curiosas y de las hipótesis que a pie de campo suelen hacer las vecinas más avezadas en el arte de cascar.
Negar que la boda con la muerte se estaba produciendo o había acabado era cosa de necios, saber la identidad de la madrina que acompañó al novio al altar para casarse era cosa algo más complicada.
Con ese desánimo se presentó la agente Usue en el lugar de los hechos portando su cubo de agua fría de una mano y la del médico de la otra.
La muchedumbre, congregada al olor de la moscas, se abrió tendiendo pétalos de margarita mientras nuestra ilusionada detective caminaba usando el juego de caderas.
Ahora eran las miradas de los caballeros las que evocaban el lugar prohibido. Los cuchicheos de las cotorras acomodadas en su palco de honor, difundiendo posibles hipótesis dignas, se alzaba por el aire como si de un himno difuso se tratara. La reanimación fue prácticamente instantánea, incluso al pingüino de corbata le dio tiempo a acariciar con la lengua las
últimas gotas del néctar, que anunciaban la visita de las lujosas ropas a la lavandería en estado empapado.

Sergio
Fotografía: "La farola y el faro" de Enrique Payán

| Comentarios (0)


Nuestro poema para esta semana

Poema de Aleixandre
EL SUEÑO

Hay momentos de soledad en que el corazón reconoce, atónito, que no ama.
Acabamos de incorporarnos, cansados: el día oscuro.
Alguien duerme, inocente, todavía sobre ese lecho.
Pero quizá nosotros dormimos...
Ah, no: nos movemos.

Hay momentos de soledad en que el corazón reconoce, atónito, que no ama.
Acabamos de incorporarnos, cansados: el día oscuro.
Alguien duerme, inocente, todavía sobre ese lecho.
Pero quizá nosotros dormimos...
Ah, no: nos movemos.
Y estamos tristes, callados. La lluvia, allí insiste.
Mañana de bruma lenta, impiadosa. ¡Cuán solos!
Miramos por los cristales. Las ropas, caídas;
el aire, pesado; el agua, sonando. Y el cuarto,
helado en este duro invierno que, fuera, es distinto.

Así te quedas callado, tu rostro en tu palma.
Tu codo sobre la mesa. La silla, en silencio.
Y sólo suena el pausado respiro de alguien,
de aquella que allí, serena, bellísima, duerme
y sueña que no la quieres, y tú eres su sueño.

Este poema pertenece a "Historia del Corazón", del genial poeta Vicente Aleixandre. Pertenece a su "Antología Poética", que puedes encontrar en la Sala Juvenil.
FGSR-S JUV S P ALE ant
Ana

Fotografía: Delphine Beaumont

| Comentarios (1)

Febrero 06, 2007


Poesía

El libro de los libros

La última rosa roja es deshojada
soledad, angustia, amargura, tristeza
tumulto de sentimientos por ella cruza
cae la lágrima final abatida.

La última carta por él escrita es leída
parece que su dolor jamás finaliza
hace tiempo que perdió toda esperanza
más surge la antigua herida ya consumada.

Evoca recuerdos de desasosiego y dolor
de pasadas amistades por las que lloró
pero superadas por la traición de su amor.

¿Por qué un desenlace feliz si siempre sufrió?
sabe que es un fin de cobardes sin honor
pero un suspiro, dolor y al fin todo acabó.

Marilés

| Comentarios (0)


Esta semana trabajamos…

Mezquita no!.jpgIntolerancia, inmigración e interculturalidad

Para tratar este tema, siempre de actualidad, es recomendable proyectar el corto “Mezquita no!”, a partir del cuál se puede organizar un debate y una presentación de materiales, en todos los soportes, relacionados con el tema.

Mira aquí

| Comentarios (0)


Libros por los que nunca pasa el tiempo

Hay una serie de libros por los que nunca pasará el tiempo, lecturas diferentes que llegaron en el preciso momento en el que las necesitábamos. Aquí te presentamos una selección de algunas de las que nosotros creemos que son las mejores…

Alex
El Señor del tiempo
Cooper, Louise
Barcelona: Timun Mas, 1991
Inés
El Misterio del solitario
Gaarder, Jostein
Madrid: Siruela, 1995
Un Mundo feliz
Huxley, Aldous
Barcelona: Plaza & Janés, 1999
Marilés
El Círculo de fuego
Curley, Marianne
Barcelona: Salamandra, 2001
El Pequeño vampiro
Sommer-Bodenburg, Angela
Madrid: Alfaguara, 2002
Ana M.
Mujercitas
Alcott, Louise May
Barcelona: Lumen, 2004
Laura
Once minutos
Coelho, Paulo
Barcelona : Planeta, 2003
Oscar
1984
Orwell, George
Barcelona : Destino, 1991
María
Los Zapatos de Murano
Pacheco, Miguel Angel
Madrid : Siruela, 1999
Aire negro
Fernández Paz, Agustín
Madrid : S.M., 2001
Guillermo
La Materia oscura
Pullman, Philip
Barcelona: B, 2001
Jon
Grunge, Noise & Rock Alternativo
Juliá, Ignacio
Madrid: Celeste, 1996
Todos
Shaun, Taun
El árbol rojo
Cádiz: Barbara Fiore, 2006
Silverstein, Shel
La parte que falta
Málaga: Sirio, 2000
Recordarte que todos estos materiales los puedes encontrar en la biblioteca.

| Comentarios (2)

Febrero 05, 2007


El último trabajo del señor Luna

Último trabajo del señor Luna.jpg Mallorquí, César Barcelona: Edebé, 2001

Puedes encontrarlo en: FGSR-S JUV S N MALL ult

Ganador del premio Edebé de Literatura Juvenil

David Elena

La mayor parte del relato transcurre en Madrid, aunque el nudo de la historia nos traslada a la ciudad de La Paz, lugar en el que una boliviana roba a un narcotraficante 50 millones de dólares.
La víctima es un hombre inmensamente rico y poderoso llamado Aurelio Coronado. Este contratará al señor Luna, un asesino profesional, para intentar vengarse y acabar con Flor Huanaco, la misteriosa ladrona, a cambio de medio millón de dólares.
Cesar Mallorquí, el recordado autor de “La Catedral”, nos regala una aventura cargada de intriga y emoción ambientada en el mundo del narcotráfico.
El libro te atrapará desde la primera página a través de su ritmo trepidante y acertadas reflexiones. ¡No te lo pierdas!

| Comentarios (6)

FGSR


Normas

Creative Commons License
Este Blog tiene Creative Commons License.

Está optimizado para una resolución de 1024x768